Camila soñaba con ser Reina del Carnaval. Cada año, mientras crecía en la casa de los abuelos en Casavalle, practicaba nuevos pasos de baile, nuevas posturas, el saludo y la sonrisa que regalaría abriendo el desfile esa noche en la que por fin iba a brillar.
Ilustración: RossanaPiccini |
Año a año se interesaba en la trivia carnavalera y practicaba mentalmente respuestas a preguntas imaginarias. Estaba casi preparada. Pero el año anterior enfermó la abuela y no pudo concursar. El año pasado no pudo participar de la selección en el centro comunal porque tuvo que empezar a trabajar y los horarios se lo impidieron. Además, había surgido esa confusión y decían que tendría que concursar contra hombres y personas mayores con más conocimientos que ella; eso no era justo. Pero el 2018 sería EL año, su oportunidad. Mientras escurría el trapo de piso, a veces levantaba la vista y espiaba secretamente los movimientos de las clientas del shopping frente al espejo del baño. A veces cuando no había nadie, ensayaba frente al mismo espejo, esa mirada tangencial con un dejo de desinterés que tanto admiraba en algunas de ellas. Camila sabía que nunca sería como ellas, pero también sabía que un día iba a tener su redención, ese día brillaría, brillaría como una verdadera estrella, sería a ella que la miraran con admiración. Por una vez iba a posar para las cámaras de la tele y las fotos de los diarios: ese día ella sería La Reina.
Y sería feliz por eso, porque sólo ella sabe lo que la haría feliz y lo que es bueno para ella.
En 2018 las autoridades departamentales eliminaron el concurso “Reina del Carnaval” https://www.elpais.com.uy/informacion/adios-clasica-figura-reina-carnaval-inclusion.html
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