Leticia Feippe “QUISIERA SER MÁS PUTA” La cama estaba destendida y casi amagué a tenderla. Después me dije "para qué" y me le senté arriba. Eran las diez de la noche y nadie iba a visitarme a esa hora. Me paré. Caminé hasta mi escritorio y agarré el control remoto del equipo que me había comprado con mi primer sueldo. Volví a la cama y apreté power. El equipo no se prendió. Me paré. Caminé hasta mi escritorio y prendí, sin usar el control, el equipo que me había comprado con mi primer sueldo. Volví a la cama y me acosté boca abajo. El síndrome de sábado en casa había empezado. No quise llamar a nadie. Mis amigas seguramente saldrían con sus novios y mis cuasinovios con sus otras amigas. El teléfono sonó tres veces. Todas las llamadas eran para mi hermano que no estaba. Empecé a contarme cuáles eran los beneficios de la soltería y me sentí contenta conmigo misma. Número uno: no tenés que ponerte lo que a él le gusta. Número dos: no tenés que explicarle quién es el