Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de diciembre, 2008

OTRO CUENTO POR LETICIA FEIPPE

Leticia Feippe “QUISIERA SER MÁS PUTA” La cama estaba destendida y casi amagué a tenderla. Después me dije "para qué" y me le senté arriba. Eran las diez de la noche y nadie iba a visitarme a esa hora. Me paré. Caminé hasta mi escritorio y agarré el control remoto del equipo que me había comprado con mi primer sueldo. Volví a la cama y apreté power. El equipo no se prendió. Me paré. Caminé hasta mi escritorio y prendí, sin usar el control, el equipo que me había comprado con mi primer sueldo. Volví a la cama y me acosté boca abajo. El síndrome de sábado en casa había empezado. No quise llamar a nadie. Mis amigas seguramente saldrían con sus novios y mis cuasinovios con sus otras amigas. El teléfono sonó tres veces. Todas las llamadas eran para mi hermano que no estaba. Empecé a contarme cuáles eran los beneficios de la soltería y me sentí contenta conmigo misma. Número uno: no tenés que ponerte lo que a él le gusta. Número dos: no tenés que explicarle quién es el

"HABLANDO DESDE UN LUGAR DE MUJER" por Leticia Feippe

(en relación al texto: "Psicoanálisis, Hermenéutica y Género" publicado anteriormente en este blog) Es interesante pensar cómo opera mi ejercicio de la hermenéutica en este texto que, casualmente, habla de eso. Leerlo me hace pensar en términos y premisas desde un punto de ontológico y semiótico. Sucede que trato de leerlo de la forma más despojada y me encuentro con preguntas. Reconociendo el androcentrismo del psicoanálisis, el hecho de que gran parte de la producción científica haya sido creada y difundida también desde una perspectiva masculina, la primera pregunta que me hago es: ¿hasta qué punto estoy yo, mujer, permeada por esos paradigmas? El razonamiento es el siguiente: soy mujer pero vivo y me formé dentro de una sociedad donde, desde el punto de vista epistemológico, los paradigmas imperantes en los diversos campos de la ciencia (en un sentido amplio, incluyendo exactas, fácticas y sociales) siempre provinieron de una concepción androcéntrica, donde los genios re